Redacción.- La posibilidad de que OpenAI recurra a organismos reguladores para denunciar a Microsoft por presuntas prácticas anticompetitivas ha surgido como una de las opciones más radicales en las conversaciones internas de la startup, según personas familiarizadas con el asunto citadas por The Wall Street Journal. Esta medida, que incluiría tanto la solicitud de una revisión federal de los términos contractuales como una posible campaña pública, refleja el nivel de tensión alcanzado entre ambas compañías, cuya relación de seis años ha sido considerada una de las alianzas más exitosas en la industria tecnológica.
El conflicto principal gira en torno al control de productos de inteligencia artificial y los recursos informáticos, así como el futuro de la estructura corporativa de OpenAI.
De acuerdo con The Wall Street Journal, la startup busca reducir la influencia de Microsoft sobre sus productos de IA y obtener la aprobación de la tecnológica para transformarse en una empresa con fines de lucro. Esta conversión es esencial para que OpenAI pueda recaudar más fondos y eventualmente salir a bolsa.
Sin embargo, las negociaciones han sido tan complejas que los ejecutivos de OpenAI han considerado la posibilidad de acusar a Microsoft de comportamiento anticompetitivo, lo que podría poner en riesgo la continuidad de la colaboración entre ambas partes.
Ambas compañías han intentado transmitir una imagen de cooperación, emitiendo una declaración conjunta en la que afirman: “Tenemos una asociación productiva y a largo plazo que ha entregado herramientas de inteligencia artificial sorprendentes para todos. Las conversaciones continúan y somos optimistas de que seguiremos construyendo juntos durante muchos años.” No obstante, la realidad detrás de las negociaciones revela desacuerdos profundos, especialmente en torno a la adquisición por parte de OpenAI de la startup de codificación Windsurf, valorada en 3.000 millones de dólares.
Según fuentes citadas por el medio, Microsoft actualmente tiene acceso a toda la propiedad intelectual de OpenAI, conforme al acuerdo vigente, y ofrece su propio producto de inteligencia artificial para codificación, GitHub Copilot, que compite directamente con OpenAI. La startup, por su parte, busca impedir que Microsoft acceda a la tecnología de Windsurf.
Las diferencias también se extienden a la participación accionaria que Microsoft tendría en OpenAI si esta se convierte en una corporación de beneficio público. Microsoft solicita una participación mayor a la que OpenAI está dispuesta a conceder.
La urgencia de resolver este punto radica en que OpenAI debe completar su conversión corporativa antes de que finalice el año, ya que de lo contrario podría perder hasta 20.000 millones de dólares en financiamiento.
El contexto regulatorio añade presión a la situación. The Wall Street Journal recuerda que, bajo la administración de Joe Biden, la Comisión Federal de Comercio (FTC) inició el año pasado una investigación antimonopolio sobre Microsoft, que incluyó su inversión en OpenAI y otras grandes apuestas tecnológicas en IA.
Esta investigación se suma a las preocupaciones de OpenAI sobre el dominio de Microsoft en el sector y la posibilidad de que la relación contractual limite su capacidad de crecimiento y diversificación.
La relación entre ambas empresas comenzó en 2019, cuando Microsoft realizó una inversión inicial de 1.000 millones de dólares en OpenAI. Según el contrato actual, Microsoft tiene el derecho exclusivo de vender las herramientas de software de OpenAI a través de su nube Azure, y goza de acceso preferente a la tecnología de la startup. Además, es el único proveedor de recursos informáticos, aunque permitió a OpenAI desarrollar su propio centro de datos, denominado Stargate, el año pasado.
A pesar de esta colaboración inicial, la competencia entre ambas se ha intensificado. Ahora rivalizan en productos que van desde chatbots hasta herramientas de IA para empresas. En 2024, el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, contrató a un competidor de Sam Altman —CEO de OpenAI— para liderar un proyecto secreto de modelos de inteligencia artificial para Microsoft, según el WSJ.
En el marco de la renegociación del acuerdo, OpenAI busca modificar varias condiciones, incluyendo la posibilidad de asociarse con otros proveedores de servicios en la nube. El objetivo es ampliar su base de clientes y obtener más recursos informáticos, reduciendo así su dependencia de Microsoft.
Por su parte, Microsoft pretende mantener el acceso a la tecnología de OpenAI incluso después de que la startup declare que sus modelos han alcanzado un nivel de inteligencia artificial general (AGI), lo que pondría fin a la asociación actual.
El concepto de AGI —la capacidad de una IA de igualar o superar la inteligencia humana en múltiples tareas— es un tema de debate en el sector. Algunos creen que es inminente; otros, que es un objetivo lejano o incluso inalcanzable, y consideran que las mejoras seguirán siendo graduales.
La disputa por la propiedad intelectual se ha intensificado con la adquisición de Windsurf, ya que OpenAI teme que si Microsoft mantiene acceso a esa tecnología, su capacidad de innovación y diferenciación se vea comprometida. La existencia de productos competidores como GitHub Copilot refuerza la percepción de que la relación ha evolucionado de una colaboración estratégica a una rivalidad directa.
El acuerdo de contenido entre OpenAI y News Corp, empresa matriz de The Wall Street Journal, añade otra capa de complejidad a las relaciones comerciales de la startup. Estas alianzas forman parte de su estrategia para diversificar ingresos y fortalecer su posición en el mercado, en un entorno de alta competencia y escrutinio regulatorio.
La presión para completar la conversión a corporación de beneficio público antes de fin de año se ha vuelto un factor crítico. Si OpenAI no logra el visto bueno de Microsoft, podría perder miles de millones en inversión futura, afectando su capacidad para expandirse y desarrollar nuevas tecnologías.
En cuanto a la infraestructura tecnológica, el proyecto Stargate representa un esfuerzo por obtener autonomía en el acceso a recursos informáticos, históricamente controlados por Microsoft a través de Azure.
La competencia por el liderazgo en inteligencia artificial avanzada es cada vez más intensa, y tanto OpenAI como Microsoft están decididos a posicionarse como referentes. La posibilidad de que OpenAI recurra a acciones legales o regulatorias refleja no solo la seriedad del conflicto, sino también su impacto potencial en el equilibrio de poder dentro del sector tecnológico.
The Wall Street Journal concluye que, aunque ambas compañías insisten públicamente en su compromiso con la colaboración, las negociaciones actuales y la amenaza de denuncias por prácticas anticompetitivas evidencian una relación cada vez más tensa y compleja. La resolución de estas diferencias podría definir no solo el futuro de la alianza, sino también el rumbo de la innovación en inteligencia artificial a nivel global.