Famosos Urbanos RD Nacionales El hombre más radiactivo de la historia: piel derretida, lágrimas de sangre y la súplica para que lo dejaran morir

El hombre más radiactivo de la historia: piel derretida, lágrimas de sangre y la súplica para que lo dejaran morir

Tokio, Japón. – El 30 de septiembre de 1999, un destello azul iluminó brevemente el interior de una planta de procesamiento de uranio en Tokaimura, a 70 kilómetros de la capital japonesa.

Aquel instante marcó el inicio de una tragedia que convertiría a Hisashi Ouchi, un técnico de 35 años, en el hombre más radiactivo de la historia y en el protagonista involuntario de uno de los casos médicos más dolorosos jamás documentados.

El accidente fue provocado por una serie de errores humanos y fallas de protocolo. Ouchi, junto a otros dos trabajadores, manipulaba manualmente una mezcla de uranio con fines experimentales sin contar con el entrenamiento adecuado ni con equipos de medición precisos.

El exceso de material desencadenó una reacción de criticidad, es decir, una reacción nuclear descontrolada que liberó radiación equivalente a 17 Sieverts en el caso de Ouchi más del doble de lo necesario para causar la muerte en minutos.

Una agonía documentada

Tras ser trasladado de emergencia al Hospital de la Universidad de Tokio, Ouchi fue sometido a múltiples procedimientos médicos con la esperanza de revertir los daños.

Sin embargo, la exposición masiva a la radiación había destruido por completo su sistema inmunológico, su médula ósea y la capacidad regenerativa de su piel. Sus glóbulos blancos desaparecieron, desarrolló infecciones severas y su cuerpo comenzó a desintegrarse lentamente.

En medio de una creciente desesperación, Ouchi suplicó a los médicos que detuvieran los tratamientos. “¡No puedo más! ¡No soy un conejillo de indias!”, llegó a gritar, según medios japoneses de la época.

A pesar de sus súplicas, el personal médico continuó reanimándolo incluso después de varios infartos. El dolor, las hemorragias y la destrucción celular progresiva convirtieron los 83 días que sobrevivió en una agonía extrema.

Consecuencias y debate ético

Ouchi falleció el 21 de diciembre de 1999 a las 11:21 de la noche, producto de un fallo multiorgánico. Cuatro meses después, otro de los técnicos expuestos, Masato Shinohara, también murió. El supervisor del equipo, Yutaka Yokokawa, sobrevivió con síntomas menores y enfrentó cargos por negligencia profesional.

El accidente de Tokaimura marcó un antes y un después en la industria nuclear japonesa. La empresa JCO, responsable de la planta, pagó más de 120 millones de dólares en compensaciones y perdió su licencia de operación. Seis de sus funcionarios fueron procesados judicialmente y declarados culpables por violaciones a las leyes de seguridad nuclear.

El caso de Hisashi Ouchi no solo evidenció la fragilidad de los protocolos industriales, sino que abrió un debate internacional sobre los límites de la medicina moderna, la voluntad del paciente, y el papel de la ética en situaciones extremas.

 

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